La Habitación Naranja: Escribo para no desbordarme

Una habitación sin cerrojos ni juicios, donde la escritura es refugio, espejo y hogar. Desde el temblor de lo vivido hasta la dulzura de lo sentido, este espacio íntimo recoge las palabras que no se atreven a gritar, pero tampoco quieren quedarse calladas. Porque escribir no siempre cura, pero sí sostiene. Y a veces, eso basta.

 

Por Lidia Roselló

HoyLunes – No sé si escribir me salva o me desarma, pero sigo haciéndolo. Escribo desde lo cotidiano y lo contradictorio. Desde el rincón donde reside la culpa agazapada, donde el amor no siempre es cómodo, donde las decisiones duelen pero también nos liberan.

¿Alguna vez te has sentido así?

La habitación naranja es un espacio en el que me “encierro” para entender el mundo y, sobre todo, a mí misma. Os hablaré de escritura, de emociones, de mujeres, de lo que nos hace arder por dentro aunque nadie más lo vea.

No vengo a dar lecciones ni respuestas. Solo a escribir con el corazón, a dar voz a aquellas personas que lo necesitan.

A veces basta una libreta y una madrugada para recordar que seguimos aquí, latiendo entre líneas. Fotografía: Polina

Hay días en los que no soy escritora, ni fotógrafa, ni periodista. Solo soy una mujer tratando que la vida no se me escape entre los dedos. Entonces escribo.

¿Y por qué escribes? Ni te imaginas la de veces que me lo han preguntado y la respuesta siempre es la misma: Para no desbordarme.

Escribo para escucharme por dentro. Para crear silencio entre tanto ruido. Para recordarme que puedo elegirme sin culpa.

De niña escribía para inventar mundos bonitos, ilustrando mis relatos con personajes extraídos de revistas de mi madre. De adolescente, para gritar sin hacer ruido. Y hoy lo hago para vaciarme, para respirar profundo, para entenderme sin ruidos.

No escribo desde la perfección, ni desde la calma constante. De hecho suele ser precipitada en aspectos de la vida. Escribo desde lo que duele, sí, pero también desde lo que me da vértigo de bonito. Desde lo que emociona, desde lo que quiero cuidar, desde lo que sueño con construir.

La habitación naranja no es un lugar físico: es cada instante en el que te escuchas de verdad. Fotografía: Elly Sartain

Hay veces que escribo simplemente para entender qué me pasa. Y otras, para celebrar que me atrevo a sentir. Y muchas otras, para dejar constancia al mundo de que estoy aquí. Viva, cambiante, imperfecta…

He escrito desde el tren, desde la cocina mientras esperaba a que el cocido estuviese listo, desde la playa o desde la soledad del estudio. Y cada vez que lo hago, vuelvo siempre a casa. Escribir no siempre me cura, pero siempre, siempre, me sostiene.

Recuerdo una vez, en mitad de la madrugada, porque soy de las que se levanta muy temprano, que me puse en pie antes de que el despertador sonara. Sentía algo en el pecho que me pesaba más que el sueño. Rabia a la vez que miedo, tenía ganas de gritar al mundo que existía. Esa mañana, mientras el sol despertaba, no buscaba palabras bonitas: solo la verdad.

Lidia Roselló

No sé si tú también escribes o bailas, o corres o guardas notas de voz que nunca mandas. Pero si alguna vez has sentido que lo que llevas dentro necesita salir para no desbordarte… entonces esta habitación también es tuya.

Sea como sea, ojalá tengas un refugio. Dejaré siempre la puerta entreabierta.

Escribir no siempre tiene respuestas, pero siempre nos acompaña mientras las buscamos. Fotografía: Connor McManus

Si nunca has escrito, quizá hoy sea el momento. No lo hagas pensando en publicarlo, no lo hagas para que los demás te lean. Sino, hazlo para escucharte, que muchas veces nos silenciamos. Porque todas necesitamos un lugar donde derramarnos sin miedo.

Si no lo has encontrado todavía, esta habitación, naranja, viva, imperfecta, te espera.

Ya sabes, entra sin llamar. Porque juntas somos ladronas de instantes, recolectoras de emociones y escritoras de lo cotidiano.

 

#hoylunes, #lidia_roselló,

Related posts

Leave a Comment

Verificado por MonsterInsights